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Rincón de Ailene y Miguel Án

NARCOTERRORISTAS DE LAS FARC

Últimamente he tenido oportunidad de hablar con muchos colombianos acerca del tema del secuestro de Ingrid Betancourt. Ni por asomo podía sospechar que la animadversión que en aquel país se siente hacia los supuestos guerrilleros de las FARC fuese tan grande. Pensaba que un sector importante de la población los apoyaba, pero o ha dado la casualidad de que todos con los que he charlado sobre el tema no formaban parte de ese sector o realmente las FARC en Colombia tienen tan mala fama como ETA en España, salvando las distancias si es que hay alguna que salvar. Parece extendida la creencia de que los mandos guerrilleros han convertido la lucha armada en una forma de vida que poca relación guarda ya con los ideales de justicia social que la impulsaron. Ahora se trata de aguantar, cuanto más se pueda mejor, sobreviviendo con el mercadeo de droga y el secuestro y extorsión, sazonados con un toque de asesinatos. Vamos, igual que ETA, salvo que los terroristas vascos no tienen la suerte de contar con cultivos inmensos de cocaína en sus dominios (aunque en alguna ocasión se han aprovechado de la droga para seguir adelante con sus planes salvajes). Las FARC ya no luchan por nada, excepto por su propia supervivencia, y el hecho de que secuestraran a una persona como Ingrid Betancourt confirma esa tesis, por si a alguien todavía le quedaba alguna duda. Ingrid, que será mejor o peor persona, pero que se ofreció a dialogar con los narcoterroristas para intentar una solución, tuvo como premio ser secuestrada. Eso ya es ser despreciable. Luego trascendieron muchos datos que no hacían sino echar más mierda sobre las cabezas de los líderes narcoterroristas que asistieron a ese encuentro. Mientras Ingrid hacía propuestas, ellos se dedicaban a pasarle notitas pidiéndole viagra para su uso personal, y lindezas por el estilo. Y tras hacer el paripé, se levantan de la mesa de negociación y se van, no sin antes dejar instrucciones para que secuestraran a Ingrid.

Cuando Hugo Chávez, en una de sus habituales, y cada vez más frecuentes, estupideces máximas confería a las FARC categoría de ejército oficial o algo por el estilo (mi cabeza intenta olvidar cuanto antes este tipo de disparates) saltó la luz de alarma en mi interior. Por eso hablé con colombianos sobre el tema. Y me abrieron los ojos. Si en algún momento admiré a las FARC por combatir contra unos gobiernos cuya corrupción era más que evidente fue porque ignoraba que lo hacían por conseguir el monopolio de tal actividad, no para que desapareciese.

3 comentarios

Rosa María -

Es horroroso y terrible lo que hacen con las personas secuestradas. Ni en la peor de las cárceles se les priva, aparte de su libertad, de sentir el cariño y el apoyo de sus familias.
No hay nada que pueda mitigar el desprecio que siento hacia alguien que hace algo así en nombre de cualquier justicia.
Abrazos.

Emilieta -

He tenido la oportunidad de acompañar, en el dolor, a colombianos que han perdido hemanos y sobrinos,
secuestrados por las FARC. Creen esperanzados de que algún día todo pueda cambiar; es el sueño de quienes mantienen vivo el amor por su tierra, y familia que les esperan.

Ramón -

Aunque las FARC no es el el único grupo terrorista que opera en Colombia y de todos se podría decir prácticamente lo mismo; pero lo cierto es que no he conocido ni en Colombia ni en fuera de Colombia a ningún colombiano que piense de forma diferente a lo que has expuesto...