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Rincón de Ailene y Miguel Án

PIEL DE AZABACHE

PIEL  DE  AZABACHE

"Oscar. Oscar Vasco. Tiene nueve años. Pesa quince kilos. Es una lágrima. Una lágrima con los ojos enormes. Una enorme lágrima llena de ojos..., SIDA. SIDA enfermedad. Ya murió su madre. Pasea despacio por los pasillos del centro. Se lo está comiendo la tuberculosis. No habla. Cuando lo hace, parece que la voz se le escurre entre los labios, le gotea desde los ojos..., de esos ojos, que aún no sé cómo puede abrir. Me mira. Le miro. No sé cómo, pero esboza una sonrisa... Es como todos estos críos de aquí; cada vez que sonríen se ilumina la mañana, o la tarde, o la misma noche... consiguen eclipsar la luna –ahora en cuarto creciente- con su sonrisa. No va a durar mas allá de tres o cuatro meses. Se le escurren las palabras despacito, arrimándose a los labios, con miedo de salir fuera. Con miedo de encontrarse con lo que ya se encontró el resto de su cuerpo. Son como el trino de un gorrión. De uno de esos gorriones que abren la boca, en el nido, esperando alimento. De esos que aún tienen plumón, que no vuelan. Uno de esos gorriones que aún tiene que sobrevivir..., Oscar no. Oscar es un gorrión maldito. Un gorrión condenado...

¡Una puta mierda de vida encerrada en los ojos más eternos que he visto nunca...! Y allí está. Con su padre. Sin hablar apenas. Envuelto en arcilla, el tratamiento “africano” para el SIDA.Oscar me clava sus ojos como dos puñales incandescentes, uno en cada pecho. Oscar me mira, y rápidamente, sin pensarlo, baja la mirada. Oscar se muere a chorros. No hoy, no mañana. Oscar se esta muriendo cada día. Cada hora. Cada minuto".

Es un fragmento de Piel de Azabache, el libro de Francisco Javier Carlavilla que en unos días saldrá publicado por Acumán. Es altamente recomendable por muchas razones: porque se lee, pese a su extensión, muy rápido; porque el autor escribe como habla y uno no se da cuenta de ello hasta el final; porque dice y denuncia verdades como puños sin casarse con nadie; porque es un compendio de desesperanza encuadernado en rústica con optimismo (¿que cómo es posible eso?, pues habrá que leer el libro para enterarse); porque Javi ha recorrido varios países de los del llamado Tercer Mundo como médico voluntario y se ha traído enquistadas en los hígados las miasmas de por allá, las que le hacen escribir lo que escribe para amargarte el día y hacer que te replantees tu forma de estar en el mundo.

Es un cuaderno de viaje atípico, son reflexiones de toda índole en las que lo que menos importa es la literatura. Ya lo digo, quien busque buena literatura que busque en otro sitio, en estas páginas no se esconde García Márquez, sólo hay literatura bastarda de la que te cambia la vida. Y lo mejor, lo mejor con diferencia del libro, como sugiere el autor en la contraportada, es que lo podrías haber escrito tú.

"Ayer estuve en el Hospital de Mocuba. Acompañé a Lucía que tenía que dar clase y de paso nos enterábamos de qué había pasado con un enfermo que enviamos. Son un montón de salas espaciosas, dotadas de absolutamente nada. En algunas hay camas sin colchones, en otras colchones sin camas; en otras algún montón de hierro oxidado que quiere remedar una mesa..., en todas hay gente. La mayoría tirada en el suelo, encima de su capulana. Allí están los enfermos: con sus brazos o sus piernas amputadas (supongo que por las minas que aún quedan por todo el país), con sus heridas infectadísimas, con sus hatillos de ropa y de comida desperdigados por el suelo..., allí están...

En el hospital prende la miseria. Se huele la cochambre, escuece el cuerpo sólo de verlo. Huele a animal, a granja, a cuadra... en el sentido menos despectivo. Me recuerda vagamente algunas veces, cuando he entrado en algún establo. Allí están los afortunados, los que pueden pagar que les amputen un brazo o una pierna para seguir viviendo; aunque sea invirtiendo los ahorros de toda una vida o de todas las vidas de toda una familia..., los que aún viven, los que tienen suerte y pueden pagar por seguir vivos, tirados en el suelo del hospital, con sus hatillos cerca (el 100% de los test VIH que hemos pedido son positivos)".

Más información sobre el libro en http://publicacionesacuman.unlugar.com/pieldeazabache.html

 


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6 comentarios

Aurora -

Lo lei a raiz de la recomendación de Saiz de Marco en el blog Ráfagas, y lo he aconsejado a todos mis amigos. Me alegro de haber puesto mi granito de arena comprandolo y haciendo que otros lo lean. Enhorabuena al autor y editorial por la publicación y por su labor desarrrollada.

Eladio -

Terminé de leer el libro, ¡recomendable cien por cien! Muy humano.

Carlos Villa -

Yo he tenido la suerte y la gran oportunidad de conocer a Javier desde hace unos años. He sido residente suyo y le he "acompañado mentalmente" en sus andanzas, aventuras y desventuras por África. No se cómo será el libro, aunque estoy deseando leerlo porque si transmite una décima parte de lo que transmite la mirada de Javier cuando habla de su experiencia allí merecerá la pena. Intentaremos darle la difusión que se merece.

Miguel Ángel -

Nada más que por los comentarios que nos llegan a Acumán sobre Javier debe de ser un fuera de serie (aunque arrastre el lastre de haber entrenado al Estudiantes)

alfredo paya -

desde la gerencia del area6 estamos haciendo todo lo que esta en nuestra mano para facilitar el marketing del libro de javier, porque creemos que lo merece.
esperamos ver pronto algun resultado.

Davidelsur -

Conozco personalmente a Javier y creo que todo lo que pudiera decir sobre él sería demasiado poco considerando lo mucho que debería decirse. Javier, más que escribir como habla, habla como escribe, y es capaz al mismo tiempo que denuncia la injusticia de un niño que se muera cada día, como Óscar, de dejarte una sensación de esperanza y de que hacer algo por quienes más lo necesitan es posible.

Javier es un ejemplo, así, sencillamente: un ejemplo.

Cuando la gente lea "Piel de azabache" sentirá que hay muchas capas debajo de la piel, y que es en la última donde está escrito este libro que, como dice el autor, podrías haber escrito tú, lector, y quizá sea así mientras lo lees.

En esos momentos, quizá también en ti se esté escribiendo algo.

Enhorabuena a Javier y a Acumán, por publicar a esos niños encuadernados de azabache.

Un abrazo a todos