CEMENTERIO DE TROFEOS
Es lo que tiene vivir en un piso de protección oficial, que si encima hay que compartirlo con cajas de libros y de cachivaches destinados a mercadillos solidarios el espacio se reduce bastante. Por eso mi madre, cada inicio de verano, hace limpieza de trastos propios. Bueno, lo de propios es un decir, porque más bien es limpieza de trastos de mi pobre padre. La tiene tomada con sus trofeos, bien literarios, bien ajedrecísticos.Cuando llena un par de cajas de placas, copas o estatuillas se da por satisfecha. Los que, según su parecer, son feos de morir -casi todas las copas de torneos de ajedrez-, terminan en el trastero o reciclados. Los que pueden tener un pase viajan a la casa de mi abuela Rosario, al pueblo, donde se exponen contentos de haber sido salvados de la quema. En la foto poso junto con parte de los afortunados.
1 comentario
Rosa María -
Un beso fuerte.