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Rincón de Ailene y Miguel Án

BASURAS SOLIDARIAS

BASURAS SOLIDARIAS

A mi amigo Jose Manuel lo echaron de dos Seminarios, el de Toledo y el de Albacete. Del primero porque sin importarle a quien tuviera delante llamaba a las cosas por su nombre, y del segundo porque por su nombre llamaba a las cosas sin importarle a quien tuviera delante. Camuflaron la verdad con los circunloquios típicos para atontar al que escucha. Hoy es policía nacional, pero hasta llegar ahí pasó por varios empleos, desde encargado en un bingo hasta reponedor en Eroski. Del bingo lo echaron porque aconsejaba a pobres ancianos y marujas no muy ricas habituales de ese local que volvieran a sus casas y se dejaran de idioteces. De Eroski también fue despedido porque, sin esconderse, recogía de la basura los productos todavía útiles. Se lo advirtieron varias veces, pero él se negaba a comprender qué mal hacía a nadie llevándose para su casa lo que estaba destinado a la basura. De eso hace ya muchos años, pero parece ser que tal política no ha variado mucho en algunos establecimientos.

Me ha venido esta historia a la cabeza viendo cómo cerca de mi casa, en Toledo, a diario, un grupo de personas hacen cola con sus bolsas esperando que saquen la basura de Supercor. Y no todos tienen pinta de indigentes, ni mucho menos. En un Lidl de Castellón también asistía maravillado con frecuencia a idéntica escena, con el adelanto de que allí había un rumano que se encargaba de repartir el turno, logrando así que no se formaran colas, que era lo que molestaba a los responsables del establecimiento, por aquello de guardar las apariencias. Alguien me dijo, conociendo mi crónico desacuerdo con las multinacionales que han perjudicado o perjudican todavía a países empobrecidos, que no sabía por qué estaba siempre arremetiendo contra Mac Donalds, siendo como era una firma que repartía la comida sobrante entre pobres de solemnidad. Hice varias averiguaciones y descubrí que eso era más falso que el pelo del Dioni, y de paso me enteré de que Rodilla, la famosa franquicia de sandwichs, sí que lo estuvo haciendo durante un tiempo. La comida que sobraba se la entregaba diariamente a una ONG que la repartía por las noches a los sin techo de Madrid. En cuanto esto se supo decreció la popularidad de Rodilla hasta tal punto que cesó en ese empeño. A la gente no le parecía bien ir a un sitio donde daban de comer con sus sobras a pobres, eso le restaba caché al establecimiento. Así somos de idiotas. También me enteré de que hay centros comerciales que sellan sus basuras para evitar que nadie se aproveche de ellas, o que obligan a sus vigilantes de seguridad a custodiarlas hasta que se las lleva el camión, o que contratan sus propios camiones para llevarlas directamente a los vertederos. En el colmo de la mala uva, las cadenas con menos recursos o más cutres lo que han hecho a veces ha sido rociar con insecticidas caducados el pescado y la carne que ya no se podía vender, pero todavía comestible, para disuadir la formación de colas. Esto no es ninguna leyenda urbana, no voy a poner el nombre porque no lo recuerdo, pero en un programa televisivo de investigación (Línea 900), vimos al gerente de un supermercado gallego donde esto era práctica habitual defendiendo que no estaban haciendo nada ilegal.

Me cuenta otro amigo que en Bélgica hay ciertas pastelerías donde antes de cerrar dejan que la gente se lleve gratis los productos que no se han podido vender y que están próximos a caducar. Es un dato y una diferencia. Si yo viviera en Bélgica me subiría el azúcar en dos semanas.

Desde mi ventana se ve el muelle de descarga de Supermercados El Día, que es el mismo sitio donde dejan la basura (atención al dato), pero nadie hace cola ahí porque saben que lo único que podrían conseguir sería una enfermedad. Me consta que gracias al madrileño Corte Inglés de Quevedo a varias familias inmigrantes le resulta menos gravoso medio llegar a fin de mes.

Aplaudo la decisión de El Corte Inglés, de Supercor, de Lidl, pero a este paso va a resultar que una empresa es solidaria si deja que la gente rebusque entre sus sobras.

 

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2 comentarios

Encarna -

Es una vergüenza que pasen estas cosas, ya no se puede rebuscar ni en las basuras. Muchos ciudadanos/as de países pobres sueñan con venir al Primer Mundo para rebuscar nuestras basuras.

DaviDelSur -

Hola Miguel Ángel.

El genial Ramón Gómez de la Serna decía: "la mayor maldad del mundo es tirar una cerilla encendida al agua". Yo lo aprendí en 6º de E.G.B. y entonces no lo entendí demasiado bien. Pero después, ya un poquito mayor, me he dado cuenta de lo que quería decir don Ramón, que es lo mismo que expones tú en el artículo: es una maldad superlativa, increíblemente alevosa y premeditada, tirar la comida o las cosas útiles que sobran, antes de que los pobres necesitados las utilicen.
Los pecados de omisión también son muy graves. Y éste de tirar la comida es de los peores del mundo.
Además, el Primer mundo que tira de todo no se da cuenta de que habrá que buscarse otro planeta antes de que nos coma la basura, cuando su nivel llegue por encima de las copas de las secuoyas más gigantes.

Gracias por tu mirada actual, Ramón, eh....que diga, Miguel Ángel.

Un abrazo